Una Historia Épica de Amor.
En un lugar muy lejano, donde la primavera era sosegada y serena por el rocío del silencio de cada noche, se encontraron 2 viejos amores, los cuales desde hacía largas lunas llenas no sabían nada el uno del otro.
Se sorprendieron, y tanta fue la sorpresa que todo quedó suspendido en el tiempo. Una voz tenue y melodiosa rompió aquél profundo silencio: ¡Hola mi amor!-¡Tiempo he esperado para volver a verte!
¡Oh! ¡Sorpresa es para mí. Nunca pensé en volver a encontrarnos en los valles del amor y de la felicidad!
Luego de aquél esplendoroso e inesperado reencuentro, iniciaron a evocar los recuerdos que los ataban por el resto de sus vidas (fortunios e infortunios) los cuales ambos pasaron durante largos años, en tierras extrañas, donde algunas veces fueron tratados como basura.......pero en otras como gloriosos guerreros enamorados y defendiendo su amor con honor y valentía.
Pasaron horas y horas charlando, cenando, tomando refrescantes bebidas aromatizadas, haciendo el amor como si fuese la primera vez que lo hacían...........enjugando sus cuerpos con baños de hierbas que les quitaron las dolencias que los aquejaban luego de jornadas intensas de búsqueda intensa para su reencuentro. Entrelazaron sus cuerpos como las serpientes míticas de los profundos y azules océanos que dominaba el gran dios Poseidón.
Pasaron largos días durante su segunda luna de miel, la Doncella le preguntó a su Príncipe: ¿Tú me amas con todo el fuego intenso que tiene tu corazón? ¿O simplemente es un reencuentro que no durará más que unos cuantos días.......semanas........meses?
Ante aquél sorpresivo e inesperado interrogatorio, el Príncipe inclinó su cabeza, tomo la mano de su Doncella y le respondió con voz fuerte……. y mirándola fijamente a sus resplandecientes ojos, le dijo: ¿Acaso esa respuesta no la tienes tú en tu corazón amor mío? ¿Acaso lo que estamos viviendo no ha sido una suficiente muestra de mi amor hacia ti? ¿Qué es lo que realmente te dicen mis abrazos, besos, caricias, miradas, susurros en tus oídos, mis manos en tu piel, mi cuerpo y el tuyo desnudos y haciéndonos el amor con una pasión desenfrenada?
La Doncella miró fijamente a su príncipe. De sus hermosos y brillantes ojos emanaron dos lágrimas que interrumpieron la serenidad de aquél claro y callado lago, el cual les rodeaba el paisaje y servía de testigo de la Proclamación del gran amor que sentía el uno por el otro.
Amor mío-dijo la Doncella-Esto que nos está pasando es como un cuento de hadas, y siento que no despertaremos nunca más de él, pues no permitiremos que nada…nada….nada, nos vuelva a separar. No dejaremos que nadie se interponga entre nosotros y nuestro gran y eterno amor.
No quiero dejar de sentir el aroma de tu cuerpo, el calor de tus labios y de tus besos. Quiero que tu cuerpo sea la sombra de mi alma, tu sonrisa la guía de mis anhelos y tus palabras el aliento de mi misión en esta vida.
Diciendo esto, el Príncipe tomo su caballo Azabache, montó a la princesa, entrelazándola en sus fuertes brazos, y cabalgaron con rumbo desconocido, donde nunca más se volvió a saber de ellos.
Edgar Alexander Olaya Hurtado.
Esta historia Épica de Amor, está dedicada a las Mujeres que hacen parte de nuestra Institución Educativa. Espero les guste y la guarden en lo más íntimo de sus Corazones.
Mil y mil felicidades en este mes del Amor y de la Amistad.
Edgar Alexander Olaya Hurtado.
Docente de la Institución.